"Una necesita al mar para esto: para dejar de creer en la realidad. Para hacerse preguntas imposibles. Para no saber. Para dejar de saber. Para embriagarse de olor. Para cerrar los ojos. Para dejar de creer en la realidad" -Cristina Rivera Garza-

"Trazos en la ciudad: 9 audios para recorrer de Fernanda Del Monte"


La nueva dramaturgia digital de Fernanda nos recuerda que la soledad se camina y se escribe... ¿Será la ciudad un destino para todxs lxs soles que caminan? cuando se sobrevive en la ciudad una tiene que encontrar refugios entre el tráfico de cuerpos y el smog de la prisa, así cuando se muda de cueva se recuerda al último cuarto como la última vida, es que la ciudad estira el tiempo como una liga que siempre está apunto de romperse y por eso es mejor moverse rápido antes de que te chicoteé en la cara, vivir la ciudad es tener muchas vidas, muchas caras; una para la escuela, una para el trabajo, una para la casera, una para la familia (no importa de dónde seas si vives en la ciudad siempre estará lejos) una para el novio, una para los amantes y otra para cuando te quedas sola en la regadera.

Trazar la ciudad en refugios, encuentros y soledades es lo que hace Fernanda del Monte con su nuevo proyecto performático y digital "Trazos en la Ciudad" con el que ésta mañana camine la ciudad en 9 audios, como quién escucha a la amiga que se le quiere o como cuando se pone bueno el chismecito, así como vivir sola y prender la radio nomas pa' escuchar a otrxs.

Al escuchar a Fer Echevarría (la voz detrás del audio) puedes recorrer la ciudad de memoria a través de una serie de trazos auditivos como quién recorre la piel del amante en la mente, recorrer la juventud de la urbanidad entre hoteles, antros y bares clandestinos, con un toque nostálgico que deja ver, que sin duda fueron otros tiempos de los que se habla, pero que en el relato permanece vigente la sensación de sentirse perdida y las ganas de bailar hasta morir, me resulta familiar ese olor a novedad y a guardado que persiste en la idea de encontrar la libertad en cuartos de azotea sin ventanas.

Trayectos al oído que te demuestran que la ciudad crece invasiva, andares que apuntan siempre hacia el sur, lugares comunes para todes les que hemos soñado con recorrer el mundo pero solo hemos llegado a Chiapas, ese sitio ancestral donde parece que los sueños están más cerquita y donde la conquista no ha terminado, porque de la gentrificación no se salvan ni los pueblos originarios o mejor dicho han sido lxs primerxs en ser desplazadxs.

Porque conocer otras culturas es meter la lengua en otros idiomas, porque algo místico tienen les mexicanes, algo roto, mágico y ñero nos cubre que nos vuelve exóticxs al exterior, por eso todas las culturas vienen a México, y la ciudad se vuelve un buffet de amores por desechar, solo para darte cuenta que no importa la nacionalidad de los hombres son todos imbéciles, pero una lo es más al seguir creyendo que les necesita, eso sin importar cual iguales sean al último que te destrozó la psique.

Hay algo íntimo y público en cada capítulo de "Trazos en la Ciudad", cada quién tiene su propio recuerdo del centro histórico aunque se parezcan, aunque sea el mismo sitio, todas nos hemos enamorado de algún  hombre extranjero a nuestras ideas por Reforma, todas hemos sentido miedo al caminar aunque finjamos qué es poquito, todas hemos sido señaladas como malas mujeres por caminar de noche en la Zona Rosa, por vivir solas, por no ir de la casa al trabajo, por no llegar a dormir, por aspirar a ser solas aunque ya lo estemos y así vamos recorriendo los cuerpos de la ciudad, rescatando pechos, brazos y recovecos para llamarlos casa, dibujando mapas de la otra vida que quisiéramos mientras tragamos en chinga el lonche menos deseado a la hora del descanso.

Un mapa erótico de la ciudad en soledad, es para mí el nuevo trabajo de Fernanda, sin pretensiones ni arquitecturas ostentosas, ella nos lleva de la mano con mirada coqueta por la urbe, por la vida universitaria que nunca tuvimos les que no fuimos a la más renombrada y centralista universidad de México, para les que no tuvimos la vida clase mediera en la ciudad promesa, para quienes no tuvimos un caribe blanco que descansará en miércoles, pero que soñábamos con él durante las 18 estaciones de metro antes de llegar casa, para quiénes no nacimos en el eterno terremoto que se vive aquí y que también esperamos que no nos caiga encima la democracia prometida del monumento a la revolución.

Del Monte nos regala una pausa de 9 capítulos para pensar la tristeza en trayectos, el consumo de cuerpos buscando el propio, la fiesta de estar perdida y las ganas de morir con la poca valentía de hacerlo, todo ese embotellamiento de ideas que se tienen cuando se es joven y sin casa entre millones de personas. 

Me embriago de ciudad al escuchar a Fer mientras pienso en "mi yo" de provincia que se deja deslumbrar por los edificios más grandes que los cerros de mi casa, al mismo tiempo que el resto de las personas de la combi en la que viajo, sueña con los patios que tienen las casas en los pueblos, porque ya no sabemos si lo que nos hace felices, es más tierra y menos gente, o más gente y menos tierra, pero todo eso no importa porque la soledad no obedece mapas y el existencialismo viaja en todes les que se asumen individuales, solo que en medio de un mar de gente, sin duda la soledad se nota más.

 ¿Será la ciudad un destino para todxs lxs soles que caminan?




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