El día que conocí a Gabo
Yo como muchas otras personas conocí a Gabo por Rodrigo, así como muy
probablemente muches otres conocieron a Rodrigo por Gabo, eso pasa cuando las
personas se acompañan a través de los años, los tejidos de amigues se juntan,
se entrelazan y el telar crece.
Yo conocí a Gabo un 2 de mayo en Xalapa, el día soleado, el aire fresco,
los arboles alcanzando el cielo, Dinorah
(mi razón para estar ahí, mi amiga en el telar de Gabo y Rodrigo) y yo
llegamos como a la 1 de la tarde al panteón de Pacho Viejo, un sitio verde, lleno
de vida, colores y con una vista hermosa. En su tumba la familia de Gabo que
también es Rodrigo, plantaban flores y colocaban veladoras, porque Gabo como echarte flores si eres un
jardín, a la par se desvestían las jaranas y se destapaban las cervezas, un
canto a la vida de Gabo, un brindis por nombrarle y por hacerlo juntas, un homenaje
a la vida que hoy en ausencia nos reúne.
Después de los cantos, las palabras y el silencio, la mamá de Gabo nos
invitó a su casa a comer pozole rojo, Gabo nunca te abrace pero comí en tu mesa
con tu familia tu comida favorita, mientras escuchaba tu andanzas a través de
tus amigues, te conocí de boca de los y
las que te aman.
Ese día se festejaron dos vidas, la tuya y la de tu sobrina, no hubo
mayor poesía que ver a tu familia cantarle las mañanitas a Lexiani, mientras te
recordaban con lagrimas felices en los ojos, tu familia cuidó de tu telar de
amigues, en una troca grandota nos llevó del panteón al pozole y del pozole a tus
danzas, todo a través de un viento suave de olor a noche. Llegamos a un domo
blanco con colores en el piso y espacio para bailar, estaba toda tu familia
reunida, Rodrigo nuevamente te recordó,
habló de ti y de tus logros que ahora parecen de todes, se apaga la luz y tú Gabo,
apareces en la pantalla.
Se proyectaron “Carmesí” y “Yú: cantos a la tierra” dos piezas bellísimas de videodanza en
donde: “Carmesí” para mí, fue una
oda al viaje de la muerte, diablos y alebríjes danzando entre matorrales, y “Yú: cantos a la tierra” me habló de las semillas y del florecer del
maíz y de la ceniza, nunca antes vi a nadie usar el butoh para honrar la vida,
tu lo hiciste con la tuya, uniste el cielo y el mar, en dazas etéreas pero no
efímeras, donde los cuerpos a pesar de estar desnudos podían bailar sin género,
sin raza, sin edad, ser tierra, ser agua y ser potencia.
Quisiera poder escribir más sobre tus videodanzas pero creo que es mejor
invitarle a todes a verlas, porque son imperdibles y me parece imposible parafrasearte si tú
escribías con el cuerpo y si tu poesía era el movimiento. Se enciende la luz y también
las jaranas, comienza el canto de nuevo, acompañado de las historias de quienes
te siguen queriendo, los colegas, tu primo, tus amigues, tu familia y así entre
risas y añoranzas volví a verte por primera vez. Tus amigues viajaron de todas
partes y festejaron tu vida incluso una semana antes del día que te fuiste, era
un ambiente entrañable sabor a mezcal, incluso para una extraña como yo, tu
familia me recibió, me alimentó y levantó la copa conmigo en tu nombre, y así
sin conocerte te festejé.
Gabo te agradezco por enlazar a personas hermosas, por dejar una huella
que ahora también resuena en la vida de quienes no te vimos a los ojos, por
existir y resistir haciendo arte, por ser semilla en cada persona que bailó
contigo, en escena y desde el público, gracias Gabo por seguir aquí, gracias
familia Ronzón Durán, gracias Rodrigo y gracias a todes les que aman a Gabo en
el hoy por presentármelo. Que importante es reconstruir la memoria, honrar con
dicha el recuerdo de lo que fuimos y somos, pero sobre todo recodar en quienes seguimos
resonando y aquellos que en tu nombre siguen
danzando, por todo eso gracias.
En Honor al creador escénico Gabriel
Azul Ronzón Durán, un amigo inolvidable.
Xalapa-Enríquez, 2 de mayo del 2021.
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