"Una necesita al mar para esto: para dejar de creer en la realidad. Para hacerse preguntas imposibles. Para no saber. Para dejar de saber. Para embriagarse de olor. Para cerrar los ojos. Para dejar de creer en la realidad" -Cristina Rivera Garza-

Munchies de amor y la pandemia


Me río del coronavirus pero con una risita nerviosa, con una solicitud de empleo en la mano y el tapabocas en la otra, mi mejor amigo me envió el súper a domicilio, lo encargó por internet y me lo llevarán hasta mi casa, es como esperar la Navidad. 

¡Qué descarada la manera en la que lucran con nuestra precariedad y con nuestros miedos! pienso en esto mientras agrego un gel antibacterial a mi carrito, soy una hipócrita con las manos limpias, y al mismo tiempo pienso en el gesto de amor de mi mejor amigo, un acto de amor en tiempos virtuales, demuestre su amor en un click, creo fidedignamente en que la comida es amor. 

Cuando quiero a alguien siempre pienso en hacerle el desayuno, en servirle un plato, en invitarle a mi mesa, intento recordar que le gusta, que no le gusta, que gran ironía que siendo yo una feminista pública, estoy descubriendo que mis habilidades básicas para el Apocalipsis es cocinar, debo admitir que me hace muy feliz, de verdad me alegra de sobremanera, quedarme en casa a barrer y a trapear con la cantada a todo volumen, probar la sopa y echarle sal, lavar los trastes y perderme entre el cochambre y las ideas, también se lucha lavando y cocinando, pero sobre todo también se educa, ¿cómo no va a hacer una pinche tesis mamalona, que digo tesis, un manifiesto, una verdad declarada el caldo de queso que hacía mi mamá? díganme ¿dónde se los firmo? 

Cuando quiero a alguien, me gusta cocinarle la noche y empacarle el lonche para los buenos días, si hubo desayuno ese día ya se va ganando. 

¿A cuántas personas les habré cocinado?

 ¿A cuántas personas me he COMIDO? 

¿Cuántas personas he VOMITADO? 

Un plato de comida es una declaración de amor, de ternura. 

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sucursal Plaza Guadalajara 
entrega hoy de de dos a cuatro
17 artículos y una forma de decir te quiero.

Camino en círculos… me perdí por estar pensando.
Llegaré tarde a la entrevista, escribo en mi mente una excusa estructurada, le pongo luces y música… ya me pasé, me regreso. 

Llegué tarde, aunque se supone que debería de quedarme en casa ¿habrá puntos extra por ser valiente? ¿será que soy valiente o nomás pobre? - me pregunto mientras veo a una niña como de 5 años dar piruetas en el semáforo, descalza, jugando en el concreto como si fuera nube, corrijo trabajando… 

No faltará quién quiera ayudarla y le dará un tapabocas y un gel, varios no le darán dinero por miedo a tocarla, aunque acerca de eso nada ha cambiado, su vida ya era así antes del virus. 

Me llamo pobre mientras espero mi súper a domicilio, soy una hipócrita con las manos limpias

sin costras de mugre que me protejan del asfalto caliente
sin  la cara al sol 
sin el júbilo fingido del juego pero jugando 

el arte callejero no usa tapabocas

no tiene blancos privilegios 

pero tampoco morenos como los míos

esa niña vive en la eterna pandemia.

Y ante ella me vuelvo pequeña y pienso en lo mucho que  me gustaría cocinarle el desayuno, el almuerzo y la cena

pienso en una olla de frijoles para decir lo siento

- señorita ya puede pasar a la entrevista-

soy una hipócrita con las manos limpias… 

Pero eso, ni el gel antibacterial de la entrada bastarán, para que quién está del otro lado del escritorio me dé la mano 

hemos creado un virus para ser todavía más mezquinos y yo… sólo puedo pensar en molletes para la cena.

Soy una hipócrita y tengo las manos limpias.

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